La humanidad tiene una causa común: salvar al planeta de la crisis climática que nosotros mismos hemos provocado. Ahora es el momento de actuar, porque ya ha comenzado la cuenta atrás para solucionar el mayor reto colectivo al que nos hemos enfrentado.

ONG’s, Organizaciones cívicas, plataformas de Internet, pueblos indígenas y un número cada vez más grande de ciudadanos de todo el planeta se manifiestan y reclaman a los gobiernos acciones más decididas y contundentes para frenar el temido cambio climático; legislaciones que sienten las bases de un futuro más sostenible.

Pero todos estos esfuerzos serán insuficientes si no somos capaces de comprometernos colectivamente y para eso lo primero es ser conscientes de la gravedad del problema.

En esta ocasión dos pintoras de trayectoria, las hermanas Marcela y Gabriela Rosado, exponen juntas por primera vez una serie de pinturas que nacen de una reflexión plástica y de un profundo respeto a la naturaleza, y así el arte y los artistas se ponen a disposición de esta causa.

Porque todos estamos implicados como seres humanos y tenemos que ofrecer una visión particular y sensible sobre el tema. Las pinturas tienen que servir para apelar a la consciencia colectiva. La función del arte no es sólo la de entretener y decorar, el arte tiene que ser significativo y solidario; debe contribuir a un cambio en las ideas, a un cambio en las personas; el artista debe reflexionar ante los acontecimientos y hacer una llamada a la esperanza y al re-establecimiento de la armonía perdida. Arte y vida deben de ser una unidad.

Tenemos que cambiar nuestra visión del mundo. La Tierra es única, es nuestro hogar y el de millones de especies. Tenemos que preservarla para las futuras generaciones porque es nuestra lucha y será nuestro legado. Podemos y debemos cambiar la historia.

Pepe Jiménez Espejo, Historiador y Artista Plástico. Diciembre de 2010.

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